En el curso se ha visto que las sustancias orgánicas se
diferencian de las inorgánicas, en que las primeras están formadas por cadenas
carbonadas. Sin embargo, hace muchos años, cuando aún no se conocía la
estructura químicas de las sustancias orgánicas, esta diferencia no se había
establecido.
El término “orgánicas” viene de “organismos”, pues se definía a las sustancias orgánicas como aquellas que provenían de los seres vivos (ya sea en forma directa o indirecta), es decir, la materia de la que están compuestos los seres vivos, o que producen los seres vivos. En cambio, las inorgánicas, si bien se encontraban en los seres vivos (por ejemplo, agua y sales) formaban parte del mundo inanimado.
Si bien estas afirmaciones no eran erróneas, conducían a un concepto que sí lo era: la creencia de que había una química exclusiva de la vida y una química exclusiva del mundo no vivo, cada una con sus propias leyes; y además, que las sustancias orgánicas solamente podían ser fabricadas por un ser vivo.
Esta visión cambió cuando los químicos lograron sintetizar sustancias orgánicas en el laboratorio, y comprobar que estas eran iguales a las que fabrican los seres vivos. Por lo tanto ya no podía afirmarse que hubiera una química exclusiva de la vida y otra química exclusiva del mundo inanimado; de modo que la diferencia entre sustancias orgánicas e inorgánicas, debería ser otra.
La diferencia entre ambos tipos de sustancias, como se dijo al inicio, es que las sustancias orgánicas presentan cadenas carbonadas, es decir, varios átomos de carbono unidos entre sí. Estas cadenas pueden ser lineales, ramificadas o cíclicas. Por supuesto que los átomos de carbono también están unidos a otros átomos diferentes, pero el “eje”, “esqueleto” o “andamio” de la molécula, es una cadena de átomos de carbono. La inmensa variedad de cadenas que pueden formarse combinando átomos de carbono, es lo que permite que exista una gran variedad de moléculas orgánicas.
Otra forma de apreciar que no existe una química de la vida y una química del mundo inanimado, es considerando lo siguiente: un átomo de carbono puede formar parte de una molécula inorgánica (por ejemplo, dióxido de carbono) y ese mismo átomo, posteriormente, formar parte de una molécula orgánica (por ejemplo, glucosa), y más adelante, ser componente de otra molécula orgánica distinta, o de otra inorgánica. Es decir, podemos imaginarnos a los átomos (no sólo a los carbonos, sino a todos) como “piezas”, que al combinarse de distintas maneras forman distintos tipos de moléculas, tanto orgánicas como inorgánicas.
¿Pero cómo puede un átomo que forma parte de una molécula orgánica, “salir” de ella y combinarse con otros átomos y armar una molécula inorgánica. En otras unidades de la materia se verán algunos procesos por los cuales los seres vivos, en sus células, pueden transformar una sustancia orgánica en sustancias inorgánicas (es decir, “desarmar” las orgánicas, y con esos mismos átomos, “armar” inorgánicas. El ejemplo opuesto es lo que ocurre en la fotosíntesis, donde a partir de los átomos que forman sustancias inorgánicas (dióxido de carbono y agua) pueden fabricarse sustancias orgánicas (azúcares).
Es importante aclarar, que si bien los ejemplos mencionaron al átomo de carbono, lo mismo vale para el resto de los átomos: todos pueden formar parte de moléculas orgánicas o inorgánicas en distintos momentos.
El término “orgánicas” viene de “organismos”, pues se definía a las sustancias orgánicas como aquellas que provenían de los seres vivos (ya sea en forma directa o indirecta), es decir, la materia de la que están compuestos los seres vivos, o que producen los seres vivos. En cambio, las inorgánicas, si bien se encontraban en los seres vivos (por ejemplo, agua y sales) formaban parte del mundo inanimado.
Si bien estas afirmaciones no eran erróneas, conducían a un concepto que sí lo era: la creencia de que había una química exclusiva de la vida y una química exclusiva del mundo no vivo, cada una con sus propias leyes; y además, que las sustancias orgánicas solamente podían ser fabricadas por un ser vivo.
Esta visión cambió cuando los químicos lograron sintetizar sustancias orgánicas en el laboratorio, y comprobar que estas eran iguales a las que fabrican los seres vivos. Por lo tanto ya no podía afirmarse que hubiera una química exclusiva de la vida y otra química exclusiva del mundo inanimado; de modo que la diferencia entre sustancias orgánicas e inorgánicas, debería ser otra.
La diferencia entre ambos tipos de sustancias, como se dijo al inicio, es que las sustancias orgánicas presentan cadenas carbonadas, es decir, varios átomos de carbono unidos entre sí. Estas cadenas pueden ser lineales, ramificadas o cíclicas. Por supuesto que los átomos de carbono también están unidos a otros átomos diferentes, pero el “eje”, “esqueleto” o “andamio” de la molécula, es una cadena de átomos de carbono. La inmensa variedad de cadenas que pueden formarse combinando átomos de carbono, es lo que permite que exista una gran variedad de moléculas orgánicas.
Otra forma de apreciar que no existe una química de la vida y una química del mundo inanimado, es considerando lo siguiente: un átomo de carbono puede formar parte de una molécula inorgánica (por ejemplo, dióxido de carbono) y ese mismo átomo, posteriormente, formar parte de una molécula orgánica (por ejemplo, glucosa), y más adelante, ser componente de otra molécula orgánica distinta, o de otra inorgánica. Es decir, podemos imaginarnos a los átomos (no sólo a los carbonos, sino a todos) como “piezas”, que al combinarse de distintas maneras forman distintos tipos de moléculas, tanto orgánicas como inorgánicas.
¿Pero cómo puede un átomo que forma parte de una molécula orgánica, “salir” de ella y combinarse con otros átomos y armar una molécula inorgánica. En otras unidades de la materia se verán algunos procesos por los cuales los seres vivos, en sus células, pueden transformar una sustancia orgánica en sustancias inorgánicas (es decir, “desarmar” las orgánicas, y con esos mismos átomos, “armar” inorgánicas. El ejemplo opuesto es lo que ocurre en la fotosíntesis, donde a partir de los átomos que forman sustancias inorgánicas (dióxido de carbono y agua) pueden fabricarse sustancias orgánicas (azúcares).
Es importante aclarar, que si bien los ejemplos mencionaron al átomo de carbono, lo mismo vale para el resto de los átomos: todos pueden formar parte de moléculas orgánicas o inorgánicas en distintos momentos.
es muy malo, no me gusto y ademas me echaron un boche en la escuela por ese disparate
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